Gastos y suministros básicos
Los gastos y suministros básicos, en el contexto de la vivienda en España, son aquellos costes necesarios para garantizar el uso y disfrute de una vivienda en condiciones adecuadas. Incluyen, principalmente, el suministro de agua, electricidad y en determinadas viviendas el gas y, en muchos casos, los servicios de telecomunicaciones (teléfono e internet). Además, también pueden considerarse gastos básicos los gastos de comunidad, dependiendo de lo que se especifique en el contrato de arrendamiento o en la normativa correspondiente.
Elementos que suelen formar parte de los gastos y suministros básicos
- Agua: Incluye el consumo y, a menudo, un canon fijo por el servicio, que puede variar según la zona o el proveedor.
- Electricidad: Abarca la energía necesaria para la iluminación y el funcionamiento de electrodomésticos y aparatos eléctricos.
- Gas: Se utiliza tanto para la calefacción como para el agua caliente o la cocina (en caso de usar fogones de gas).
- Comunidad de vecinos: Cubriría el mantenimiento de zonas comunes, la limpieza de portales y escaleras o el uso de servicios compartidos, como el ascensor o la piscina (si la hay).
- Servicios de telecomunicaciones (teléfono e internet): En la actualidad, es habitual considerarlos básicos en la vivienda, si bien no siempre se incluyen en el mismo concepto de gastos esenciales como agua o luz.
Quién asume los gastos y suministros básicos
- En un contrato de arrendamiento: Generalmente, el arrendatario (inquilino) se hace cargo de los suministros que él mismo consume, como la luz, el agua o el gas. Estos gastos se facturan a su nombre, y el pago se hace según las condiciones pactadas con cada compañía. Es recomendable que en el momento de suscribir el contrato queden identificados los datos del contrato y el estado de consumo del contador. Los datos numéricos de consumo.
- Gastos de comunidad e impuestos municipales: A menudo corresponden al arrendador (propietario), aunque el contrato puede establecer que el inquilino se haga responsable de ellos, total o parcialmente.
- Reparaciones y mantenimiento: Si se trata de averías o incidencias en instalaciones básicas (por ejemplo, la tubería principal de agua), suele ser el propietario quien debe encargarse de las reparaciones, a menos que el contrato indique otras condiciones o que el daño lo haya causado el inquilino por un mal uso.
Ejemplos sencillos
- Un piso en alquiler: Juan alquila un piso en el centro. Paga cada mes la renta al propietario y, además, abona las facturas de agua, luz e internet, que están a su nombre. El propietario, por su parte, asume los gastos de la comunidad de vecinos y el impuesto de bienes inmuebles (IBI), salvo que el contrato indique lo contrario.
- Chalet con calefacción de gas: Marta vive en un chalet donde la calefacción funciona con gas natural. Además del alquiler mensual, ella asume el consumo de gas y la factura de la luz. Si surge un problema en la caldera que no ha sido causado por un mal uso, el propietario será el encargado de repararla.
- Compartir piso: En ocasiones, varias personas comparten la vivienda y reparten entre sí los gastos de agua, luz, gas e internet. Aun así, la factura suele llegar a nombre de una persona, que se encargará de recopilar la parte proporcional de cada compañero.
Importancia de detallar los gastos básicos en el contrato
Para evitar conflictos, se recomienda especificar en el contrato de arrendamiento:
- Quién es el responsable de cada gasto (incluidos los suministros y las tasas municipales).
- Cómo se reparten los costes en caso de que vivan varias personas.
- Qué ocurre en caso de impago o retraso en el abono de las facturas.
Conclusión
Los gastos y suministros básicos son un aspecto fundamental a la hora de arrendar o habitar una vivienda, ya que aseguran el correcto funcionamiento de servicios esenciales. Es conveniente revisar el contrato antes de firmarlo y dejar claro qué parte corresponde asumir al propietario y cuál al inquilino, para evitar malentendidos y asegurar una convivencia armoniosa.